La sabiduría animal es digna de mención cuando de repente observamos el comportamiento de esta blanca paloma por la acera de la ciudad. Sabe que así no corre ningún peligro, salvo que algún graciosillo la espante. Y así podríamos contar casos de prudencia animal que tantas veces dejan al los humanos como seres irresponsables. ¡Cuántos accidentes se evitarían si pensáramos con la cabeza en lugar de con el orgullo y la precipitación!