Placenteramente se duerme el mes de octubre con su todavía desafío al sol. Enmudecen los campos y las flores se resisten a cambiar tu ropaje. Declive de energía en toda la naturaleza y las altas montañas enseñan sus blancas crestas. Apenas nos queda tiempo para hacernos con esa pizca de luz que ahora se va ahogando con las tardes frías y oscuras. Dormir placenteramente junto al recuerdo y pincelar con los colores tristes del otoño los senderos de ese ahora que se abre frente a nuestros pies. Pero no todo es tristeza porque la luz sigue atreviéndose a zambullirse por nuestras ventanas como tormentas mágicas que rasgan el cielo. Sueño profundo que nos preservará de la estación de las nieves, de los hielos y de toda esa magnificencia que la vida nos conforma en el devenir de cada estación.