Recortes  y más recortes es el misal de cada día para el ministro de Hacienda. Nada se puede escapar de su control y siempre hay que seguir recortando. ¿Pero a donde van esos recortes? La hucha está bajando de nivel más rápido que los pantanos de nuestra querida España y sin embargo nos dicen que   todavía hay que recortar más. ¿En qué lugar se despista nuestro dinero para que cada vez haya que ahorrar más? Las cuentas no salen ni para unos ni para otros. Y ahora que se le ha cruzado el famoso «bitcoin» está el muchacho que se sube por las paredes. La cueva de Alí Babá ya da asco de tanto acumulado y allí nadie sabe como ha sido, si por encantamiento de la Lámpara maravillosa aquella o por el contrario que todos hacen oídos sordos a la hora de recordar. Manostijeras ya ni duerme bien porque  está tan inmerso en el proceso de inventar algo para que la nueva moneda, virtual o no, consiga favorecer las inversiones privadas. Es de locos o más bien diría yo de cuerdos porque a pesar de los cinturones de castidad que se nos imponen a los trabajadores siempre tenemos esa ilusión y ese pensar de burlar a quienes no nos toman en serio. Dicen que la economía se está recuperando «para ellos naturalmente» y que el trabajo va a mejor «palabras de una Ministra de Trabajo que jamás ha trabajado», eso sí, se encuentra bajo el protectorado de la Virgen del  Rocío que ya es mucho. Pero en resumidas cuentas todo se contagia menos la hermosura como dice el dicho. Y nuestro queridísimo Mariano sueña todavía con volver a presentarse como candidato a las próximas elecciones.  Faltan más de dos años y creo que tiene cosas más importantes que pensar ahora. Bueno parece ser que vive en esa ilusión de que «cuarenta años no es nada» y los españoles estamos acostumbrados a eso, a pesar de ser gallego también. Un suero de espabilina nos hace falta para hacernos mayores de una vez por todas.

«Seguir un solo camino es retroceder. Hay que buscar una manera de que las cosas funcionen»