Lyon, Francia. «El Perfume»

Nos aferramos al tiempo como si éste no pasara por nosotros. El tiempo, la edad, todo un abanico de influencias y también de conclusiones que nos llevan en muchas ocasiones a cerrarnos en esa burbuja en la que nada es verdad y todo llega a suceder más deprisa. Intentamos probar toda serie de brebajes y de pócimas para enaltecer nuestra belleza y ahuyentar ese emisario que para todos los días y nos recuerda que tenemos un día más. El elixir de la eterna juventud  es para muchos y para muchas lo que realmente les hace felices olvidando que en ese tiempo invertido para logarlo  se encuentra un tiempo perdido para vivirlo. Porque la vida es una y muy corta. A cada tiempo corresponde un fisonomía,  una fortaleza y un hacer de nuestro interior el mayor baluarte para hacer frente a ese tiempo que inexorablemente a todos nos alcanza. Aromas que viven entre nosotros para hacernos la vida más placentera pero que en ningún momento harán retroceder ese tiempo vivido. Como lo hayamos hecho es la fórmula específica para para sentirnos a gusto  con nosotros mismos.