Pocas veces hemos podido encontrarnos con esta sorprendente visión en un momento inesperado. El comienzo de un todo se abre frente a nosotros con la sutileza de esa creación que solo los seres vivos podemos diseñar. En cuestión de minutos el cascarón es roto por su diminuto pico y cuando puede asomar su cabeza termina por abrirse a la vida. Sencilla y bellísima imagen que nos causa admiración por eso, por su sencillez, que es el ingrediente básico de todo lo natural y que por mucho que el hombre lo intente jamás podrá igualarlo. Sabemos demasiado de la creación de seres vivos pero no lo suficiente como para hacer un guiño a esa ciencia inaccesible que es la naturaleza, la vida y toda la existencia.