El «friki» es alguien distinto. No me refiero a su condición física o ideales sino a su apariencia y aficiones son inusuales. Está de moda ser «friki» y más aún cuando ves que te conviertes en un símbolo. Nos gusta llamar la atención siempre pero cuando vamos más allá de lo estrictamente natural a veces se raya en el mal gusto. Divertidos personajes salpican a diario las páginas web y los medios de comunicación. Es toda una forma de vida que cada vez tiene más adeptos y seguidores a los que se denomina fandon. Un movimiento que no todos son capaces de tomar en serio pero que a veces nos resulta llamativo y hasta ese punto de luz sobre la monótona existencia de tantos insufribles espontáneos que se pasan cuatro pueblo creyéndose diferente. Todo tiene su medida.