Están ahí esperándonos. En parques repletos de verdor y de luz. Como si de un ejército de soldados custodiando ese entorno para que nada ni nadie trunque su descanso. A través de ese verde silencio que nos contagia a la vez que nos asusta en el más bello romance de la naturaleza con el hombre. Somos los causantes de muchas de sus desgracias y sin embargo ellos siguen ahí arropando nuestra más sincera disculpa. Y es que no solo están para ser mirados o cobijarnos del sol. La ciencia ha confirmado que abrazar a los árboles puede ser beneficioso para nuestra salud. Pero atención, no solo es beneficioso para el hombre sino que también es bueno para la naturaleza. Otorgan efectos sobre enfermedades mentales, niveles de concentración, tiempo de reacción, depresión etc. Contribuir significativamente a nuestra capacidad mental y bienestar mediante esta terapia gratuita y reconfortante aumentaría en nosotros ese bien estar que hemos ido perdiendo al estar tan sumergidos en ese mundo de asfalto, aceleración y cautiverio que nos atrapa en las grandes ciudades.