Se calienta el planeta y también las economías. Se alimentan las rencillas igual que rencores y contiendas. Ni los del mismo bando se ponen de acuerdo con ellos mismos creando una espiral de confusión entre los que creen en sus ideas. Ya nada es igual pero todo sabe a lo mismo. Mientras los chiringuitos playeros se congestionan entre cervezas y tintos de verano la muchedumbre del país solo está pendiente de sus vacaciones. Luego pues ya se verá. Los jefes de la tribu habrán hecho y deshecho lo que hayan estipulado y al ciudadano se le presentará la carta con todas las tareas establecidas. ¡Vaya hombre! Lo que nos prometieron no fue esto o aquello. Seguimos el guion establecido desde hace ya muchos años. Como solamente unos son los que dan la pataleta y consiguen lo que quieren otros pretenden que se patalee por ellos mientras están de fiesta. O todos o ninguno. Caliente y muy caliente está la parrilla de San Lorenzo en este año. Menos mal que todavía queda algo sensato en esta hacienda. Los niños saharauis han llegado a Canarias a pasar su verano como todos los años. Los descuentos para residentes se harán efectivos por todo el mes de julio y en el Parque Marítimo de Santa Cruz no cabe un alma. Todo parece estar organizado por las islas, pero no bajemos la guardia porque desde aquí hasta la Península hay algunas horas de vuelo y de diferencia.