Desde el Monte de la Precipitación con la ciudad de Nazaret a nuestros pies nos perdemos entre la roca caliza de tu paisaje. Senderos perdidos que aun hoy susurran a nuestros oídos muchas leyendas se ven franqueadas por las nuevas vías que atraviesan las extensas llanuras de Israel
Luego acercarnos al Lago Tiberíades y descubrir un paisaje inenarrable situado en las fronteras del tiempo y donde algún barco generoso nos deleita con el paseo por sus aguas.
Pero hay mucho más de lo que podemos imaginar. Las inmensas playas que bañan sus costas. Los miradores más espectaculares, el bullicio de sus noches y la religiosidad de sus gentes configuran una colcha multicultural en a que todos tienen cabida y desde donde los jardines más espectaculares nos asoman al mundo bajo el vuelo del cormorán.