La tecnología nos sorprende y nos condiciona porque en muchas ocasiones no llegamos a entender. Pero está ahí inmersa en nuestras vidas y cuestionando cada paso que damos. Adentrarnos en ese mundo «mágico» es lo que nos hace verdaderamente libres. Como la proa de una nave que sube hasta las estrellas podemos llegar a conquistar espacios imaginarios o simplemente crear el nuestro solamente con un toque de creatividad. Junto a las luces de la ciudad están las luces de ese maravilloso y mágico sendero de la fantasía. Hacedlo, vale la pena.