Las gaviotas descansan sobre las piedras esperando retomar nuevamente el vuelo sobre las aguas. Observan y están preparadas para escapar de la pluma de algún poeta que quiere hacer con ellas la mejor de sus poesías. Y también de esos barcos que gustan de hacerse con su vuelo el mejor de los viajes sobre las olas. Las costas de cualquier paisaje se embellecen con su presencia haciéndonos volar con ellas sobre sus alas. El peñón de Garachico saca su cabeza como queriendo tocar el cielo mientras las dos aves continúan su romance desde el blanco contorno de sus cuerpos.