Entramos en el mes de Febrero y lo llamamos así en honor a la «februa», el festival de la purificación de la antigua Roma. Por aquel entonces este mes correspondía al último del año. Las calles y los parques se preparan para cuando llegue la primavera y limpian con la lluvia todas las hojas de los árboles. Hemos estado recluidos detrás de las ventanas por el frío pero es hora de ventilarlo todo. Qué bonito es ver llover desde la terraza y después sentir ese aroma de frescor con el que la tierra nos devuelve. Con sus contraluces y sus espejos transparentes en las aceras. Si miramos hacia arriba incluso el arco iris se complace de vernos y de que le hagamos algunas fotografías. Un día perfecto puede ser soleado o incluso lluvioso, según nuestro estado de ánimo pero sobre todo darnos cuenta de la vida está llena de belleza. Guardemos la naturaleza siempre porque; «Nunca lloverán rosas. Cuando queramos tener mas rosas, deberemos plantar más árboles».