
Sueño de los girasoles, óleo de Ana Valentín.
Los girasoles siguen al sol y de un momento a otro dejan de hacerlo. Interrumpen esa sintonía con el propio mensaje de su viva. Solamente cuando son jóvenes su movimiento en busca del astro rey camina en la misma dirección de las agujas del reloj. Al anochecer vuelven a hacerlo pero en sentido contrario y esperan pacientemente un nuevo día. Al llegar a la madurez detienen su danza, pliegan sus cabezas y quedan mirando indefinidamente hacia el oriente hasta que mueren. Pero cada día nacen nuevos brotes en las extensas llanuras y bañan sus caras con la luz del sol.