Bajo el suelo que pisamos se hallan mundos de extraordinaria belleza. A través de esas bocas las montañas nos muestran su capacidad de sorprendernos y de admirar lo que no pensamos ni que exista. En ese viaje al centro de la tierra se esconden tesoros ocultos y mágicas vivencias. La capacidad del ser humano para soñar es inmensa pero a veces se quedan esos resquicios en los cuales ese sueño no es capaz de desplegarse al cien por cien. Dicen que las ruinas son a menudo las que abren ventanas para ver el cielo. En este caso ese cielo se encuentra a muchos metros de profundidad donde el hombre puede descubrir lo pequeño que es frente a la inmensidad de la naturaleza.