Que nos recibes con esplendida sencillez a los lados del camino. Cuantos serán los que por tu lado pasen y no se fijen en ti. Eres como el señuelo constante de ese lugar que amanece en primavera y que solamente te extingues cuando el tórrido sol del verano cerras tus hojas. Pero eres la promesa de un nuevo despertar junto a los tajinastes que inundan esos senderos de lava y arena que rodean a es Teide que no duerme jamás. Silencioso a la vez que parlante. Único al mismo tiempo que esta en la boca de todos los que llegan a conocerle. Violeta de las esquinas y de los rellanos que cobijando bajo la luz de las estrellas toda tu frescura siempre eres nueva y llena de luz.