Vemos pero no percibimos ni tan siquiera lo que de su naturaleza trasciende. La lengua blanca se expande a través de la tierra intentando aferrarse a ella. Pero no puede más porque sus fuerzas flaquean y su cuerpo se derrite. Hace demasiado calor para que pueda nutriste del frío que la mantiene viva. Muchos territorios lejanos parecen dormir el sueño de la ignorancia y no se percatan del peligro. La Tierra se calienta y los montes se queman. Los mares se vuelven turbios y los animales buscan cada vez más los refugios oníricos que tantas veces les sirvieron de hogar. Ya no existen solo queda de ellos un recuerdo. Al respirar el aire que penetra en nosotros barre en nuestra memoria y hacemos un recordatorio del tiempo atrás. Donde todavía se olía a mar, a higuera, a césped recién cortado. El interrogante es ya un hecho que nadie sabe como responder porque no llegamos todavía a ser conscientes de lo que estamos viendo. Todo nos parece lejano y superable. Pero no, esa interrogación sigue abierta. Tal vez en algún momento la humanidad encuentre a las puertas de su casa la respuesta. El tiempo habrá pasado y la vida que teníamos será solamente un hecho más en la historia de la humanidad.