La naturaleza por ende siempre esta distribuida concienzudamente a la hora de mostrarnos toda su belleza. Pero el hombre a veces distorsiona ese cuadro que en muchas ocasiones nos seduce al pasar. Entre sus blancas fachadas y su jardin de cactus las palmeras canarias se mecen al viento que llega desde el mar. La sociedad es un puzle que no siempre nos deja encajar sus piezas con demasiada facilidad. Lo mismo sucede con las personas que se aislan huyendo de los problemas y lo único que hacen es acrecentarlos. Todo en su lugar con opciones al cambio siempre para una mejor calidad, tanto de vida como de placer.