
Frente a la adversidad tenemos que unir fuerzas. A veces no estamos demasiado convencidos de lo que se está haciendo pero no por eso hay que renunciar a la lucha. España hoy siente como nunca el dolor del enfermo porque todos estamos en un mismo barco. Cerrar los ojos o vanagloriarse de los tremendos acontecimientos que vivimos es de tener una mente fragil y ridícula ya que como nadie nos ríe la gracia tenemos que hacerlo frente al que más nos necesita. A todos esos «incultos con carrera» que nada saben y por nadie son capaces de luchar es hora de que la sociedad les ponga en su sitio de una vez.