
Cada día estamos siendo sometidos a ese panorama tardío en el avance de una nación ante la inmensa pobreza que deambula entre comedores sociales, casas de cogida y algún que otro albergue atentado hasta la bandera. La situación social y económica no pinta del todo bien ya que cada día es más dificil satisfacer las necesidades básicas, ya sean físicas o también psicológicas. Hemos llegado a una cifra desorbitada en paro y desigualdad social pero todoavía no hemos llegado ni a la mitad. Frente a esa pobreza invisibles que nos hace retroceder como país del siglo 21 se está estableciendo en todos los aspectos a la vez que nos va haciendo cada vez más vulnerables. El sentído de responsabilidad se diluyó hace meses entre las confrontaciones de quienes están subidos al caballo de la ineptitud, la controversia y la falta de principios. Ya se cuela por las grietas de las ventanas y de las puertas a modo de «malos tiempos» dejando al desnudo una realidad muy crítica a la vez que alarmante. La pobreza de hoy tiene más nombres que nunca y por desgracia muchas menos excusas para estar tan presente entre nosotros debido a acontecimientos que jamás esperamos y por falta de atención ante las alarmas se ha desbordado. Los pobres de hoy son la consecuencia de nuestras acciones y nuestra dejadez. Por esa falta de compromiso y sobre todo por ese afan de seguir a la grupa de este caballo desbocado e insensible en el que se ha convertido la politica nacional. Menos devaneos y más moral. Más atención y menos trampas y mentiras. Si pudiesemos recopilar tantos y tantos avisos, comentarios y pronósticos confrontados de unos meses atrás otro gallo nos estaría cantando ahora. Lo que queda es esa lucha por la supervivencia que a modo de «mascarilla barata» intenta levatar de las cenizas a un pais cuya pobreza de renta per cápita todavia tiene la esperanza de todo ésto acabará y volveremos a estar como antes. Sin duda alguna la esperanza tiene que ser lo último que perdamos.