Ventanas al océano que tratan de absorver el sabor a sal del mar. Mientras el sol mañanero se confunde entre el acantilado pespunteando de luces y sombras la esbeltez de su original belleza. Algo peculiar a la vez que atrayente que barre entre las olas esas sabiduría única de lo imposible. Naturaleza de la mente en la que todos los fenómenos son proyecciones de ese vacío, de esa esencia que surge constantemente en ella. Y a través del exámen mas profundo podremos encontrarnos con su raíz más interna.