Ayer fué un lugar

Escondido en la memoria y alimentado por el tiempo. Más allá de los límites de la razón donde se aglutinan los reveses de la vida y los decorados perfectos para el futuro. ¿Sabemos situar nuestro tiempo en la acertada porción de ese instante perfecto que nos dará la razón o por el contrario será como la advertencia de muchos pasos en falsos? Decimos que el tiempo psicológico es el conflicto del hombre. Y ese enemigo ha existido desde el principio del mismo hombre. Por eso ayer fué un lugar situado en el tiempo del que ya casi nadie se acuerda. Cuando estuvimos en él nos dió la oportunidad de rehacer nuestros propósitos y también de enaltecer muchas visiones de futuro y de prosperidad. Pero somos estados en decaimiento y nada nos hace saltar y soltar viejos enclaves que hasta hoy no son más que yugos atados a nuestra propia libertad. Se suele decir; «vendrán tiempos mejores», sin duda, pero no sabemos si serán mejores para nosotros o para aquellos que insistieron en hacernos ver que el ayer fué ese lugar donde fraguamos muchos proyectos que sin ellos hoy nada sería igual. Cortar y malversar el pasado junto a la historia es indicativo de cierta actitud celosa por parte de quienes no son ni tan siquiera capaces de equivocarse. Y eso es vaciedad.

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