
Los «deberías» se refieren a uno mismo, a los demás y al mundo en su totalidad. ¿Cuántas veces no nos hemos sentído frustrados pensando que si hubiéramos hecho algo más no habríamos llegado a esta situación?. Las incognitas se almacenan en nuestra mente y hacen de ella ese interrogante que nos condiciona y nos manipula. Nos apoderamos de esos ideales, esas aspiraciones de perfección a seguir y sin embargo no se trata de eso. Se trata solamente de nosotros mismos. «lLos deberías» que cada día se cruzan en nuestro camino y los vemos venir y en muchas ocasiones ni tan siquiera les hacemos caso. Esas mentes perezosas que olvidan que el momento presente es el único tiempo que disponemos para trazarnos ese reto o enmendar algunos de nuestros pasos en falso. Porque en ese momento cuando nuestra conciencia se da perfecta cuenta de que la perfección no existe y la casualidad tampoco. Hacer las cosas bien es el único requisito para afrontar esa ecuación que mantiene el interrogante sobre nosotros hasta que reaccionamos. Porque la senda del conocimiento y el resurgir natural de las cosas no consiste en romper esa película tras la cual observamos lo que acontece, sino darnos cuenta de ello en nosotros mismos.