Una casa, un árbol, una cueva

Parajes extraños que nos sorprenden entre la admiración y la curiosidad. Por sus canales soñaba el agua que llegada desde las cumbres y era ahí donde las mujeres venían a lavar su ropa. Quizás en aquellos tiempos, sin lavadoras ni secadoras esto era todo un acontecimiento y también un lugar para reunirse y contar sus problemas y sus sueños. La memoria del agua duerme hoy junto a las ñameras fieles testigos del tiempo y se acercan a ella para refrescarse y continuar con su camino. Este rincón del norte de Tenerife es llamado «Los Lavaderos» (El Sauzal) y por su diosincrasia diría que han sido muchos los que hasta allí han llegado para revivir el ambiente fresco y nostálgico de una época en la historia de las islas.

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