
Encontrar ese hilo conductor que nos hace únicos e irrepetibles y que que florece como las plantas de este árbol. En sí mismas ya son bellas y únicas y entre todas conforman el lienzo perfecto que surge desde la raíz. Y todo surge de ese interior, adverso para unos y para otros el vértice de todos los acontecimientos que surcan nuestro camino por ella. Todos vamos de la mano de ese tiempo establecido en los cuantro elementos, agua, tierra, aire y fuego que cimentarán lo que el universo define como los movimientos que configuran nuestra vida haciéndonos únicos e irrepetibles. Igual que la mariposa azul que está asociada a la alegría y que nos enseña que somos los dueños de nuestra vida y los reponsables de nuestras acciones. Un pretérito y también un futuro que se posan en nuestras manos para que nos hagamos cargo de ese aprendizaje infinito que nos distingue y nos compromete. Un paso hacia esa escalada por los diferentes estadios que desde el corazón de la tierra se proyecta para todos.