
«El precio de la grandeza es la responsabilidad». La energia es esa dirección constante que fluye de todos los seres de un ecosistema. Esas fuerzas vitales que se encuentran en nuestro campo áurico, entre el cuerpo etéreo y el cuerpo físico similar a un arco iris y que ruedan en un campo de energía fluctuante. Hoy se usa esa palabra una y cien veces a lo largo de nuestra vida sin apenas percatarnos de lo que contiene en ella. Cuando actuamos de una manera responsable llegamos a configurar ese halo de protección entorno a nosotros que nos impulsa a seguir hacia adelante. A procurar que todos y cada uno de nuestros impulsos y nuestras decisiones nos adhieran a resultados óptimos y que nuestra capacidad de decidir sea en consecuencia beneficiosa y sabia. Lo basamos todo en la energía tecnológica y olvidamos considerar que todo ser humano en su mayor fuente. Aún así hemos supeditado muchos de nuestros progresos al avance de mecanismos que están produciendo grandes males a la humanidad. No sabemos lo que tenemos y solamente queremos más de todo aquello que nos condiciona y hasta nos anula haciéndonos depender de un mundo que solamente con un bloque energético pude llevarnos al caos. ¿Dónde está la sabiduría humana en esos instantes? Conocerla nos vendría más que bien ya que nos hemos convertido en esclavos de ella sin derecho a reaccionar. Lamentable.