
Octubre de 1970 marca un antes y un después para quienes a diario se colocan en el camino que se abre frente a ellos. Y así se conforman nuevas ilusiones y los verdaderos proyectos que hasta ese día permanecían en silencio. El camino es largo pero no incierto ya que siempre tenemos ese referente que a modo de brújula sigue marcándonos la dirección. 1970 un año más para muchos y un paso más para los que estábamos frente a la línea de partida en esa nueva etapa. El sendero se expande junto a las extensiones de plataneras en esta isla del Teide que hoy por hoy se nos antoja ya bien distante pero sin lugar a dudas no es distinto. El arrullo del mar se escucha en la lejanía de la costa de Martiánez pero su brisa caprichosa me devuelve los ecos de aquellas pisadas. Dicen que el tiempo todo lo cura pero a su vez no se olvida de los trotamundos, de los artistas ni tampoco de los poetas. Ahora el tiempo es de ellos a pesar de la distancia en horas, meses y años que nos separan. En aquel octubre de 1970 descubrí el sendero de mi viaje en solitario.