
Sobre nuestras cabezas la luna salta cada noche envolviendo nuestro sueño y canalizando nuestro futuro. Estar bajo su influencia es sin lugar a dudas una enorme bendición. Siendo la Luna Nueva la que anoche se asomaba a nuestra ventana trayendo de su fría mano la balanza del equilibrio y el poder de responsabilidad del signo de Libra y que nos condicionaba aún más a ser prudentes, intuitivos a la vez que profundos y soñadores. Pero esa luna que se mece sobre nuestras cabezas es también la responsable de todo el misterio que su luz emana y su mirada rebela. Recuerdo entonces al mirarla que un día leí con entusiasmo el libro «Lo que vió la luna» y créanme me sorprendió. Desde ese momento intuyo cada noche que mis pensamientos fluyen entre las páginas de aquellas historias haciéndome protagonista en primera plana de ese embrujo inenarrable que en su silencio me habla.