Ambición

Estamos constantemente atrapar todo aquello que según nuestra sociedad es lo que verdaderamente nos hace felices. El poseer a toda costa es nuestra tabla de salvación para creernos seguros y capaces y nada más alejado de la verdad. Vemos enormes fraudes cada día de quienes intetan vivir en el lujo sin tener obligaciones. Esos que dicen llamarse «ricos y multimillonarios» haciéndo la trampa y procurando que otros no los ven como los indignos que son. El vendaval informativo nos pone al descubierto miles de historias de quienes se han ido aprovechando de de esa sagacidad deforme que hace que los límites del mundo sean cada vez más marcados y las riquezas solamente favorezcan solamente a quienes más tienen. La ambición es ese deseo ardiente de poseer fortunas, fama y poder. Pero la diferencia entre ambición y codicia es que la primera funciona como el motor por el cual movemos nuestra vida y la segunda es el vicio que puede hacernos salir de la legalidad y sin embargo muchos lo hacen sin remordimiento. «En el desprecio de la ambición se encuentra uno de los principios esenciales de la felicidad sobre la tierra» (Voltaire) Porque la ambición no es ser inteligente, es estar muy enfermo.

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