
Su razón está ahí, el observar desde lo alto todo aquello que transcurre a sus pies. Quiere pasar desapercibido y no lo consigue porque en su conjunto suma más de un punto de fijación. Como testigos de nuestro tiempo se sienten los dueños de todo aquello que compartimos y que asu vez les hacemos partícipes. Su acción más positiva es el darse cuenta de que no es un compromiso con algo ni con alguién es una observación tanto interna como externa y en la que no existe ninguna dirección ni tampoco una respuesta. En su vivir diario está el aprendizaje que cada vez nos fascina más. Quizás en otras vidas fueron otros mundos u otras personas pero en el instante presente se nos muestran como esa razón que no necesita de respuesta. Esa cita con la vida que nos sorprende diariamente, esa belleza de las cosas que jamás gasta por mucho que las observemos. Ese saber hacia donde vamos sin olvidar de donde venimos. Ese fluir incesante entre el querer y el desear, ya que la voluntad solo es la cosa en sí.