
Tayde;palabra bereber que significa pino. Árbol más abundante del archipiélago canario que nos sorprende cuando paseamos bajo él sintiéndo como se balancea a la brisa. Su conocimiento más antiguo se remonta al siglo I a.d.c. y se debe al naturalista romano Plinio el Viejo. En su relato sobre la expedición enviada por Juba II a las legendarias «Islas Afortunadas», Plinio mencionaba la abundancia de piñones de pino en la isla que él llamaba «Canaria». Con la caída del Imperio Romano las Islas Afortunadas cayeron en el olvido y apenas se supo de ellas hasta que las redescubrieron un siglo más tarde. El pino siempre ha estado presente en la vida de los canarios, cubriendo gran parte de la superficie de las islas y protagonizando una visión que caracteriza su naturaleza única. Muchas han sido las ocasiones en las que hemos visto arder el monte por actitudes malévolas del hombre frente al paisaje, dejando tras de sí un espectáculo aterrador. Otras veces ha sido la propia naturaleza la que se ha ensañado con la flora y la fauna de las islas. El pino canario es el único tipo de conífera que resiste al fuego. Son capaces de brotar de las cenizas, ya que se adaptan a todo tipo de orografías y climas. Canarias ha vivído meses de incertidumbre por la erupción del volcán de la Palma en la que se han visto arrasadas hectáreas de pinos, plataneras y un sinfin de especies autóctonas que tardarán años en volver a deleitarnos con su paisaje. Pero la vida es caprichosa y frente al hombre muy poco tiene que decirnos. Tenemos que bajar la cabeza siempre porque de una manera o de otra hemos de ganarnos su respeto. Renacer, volver a la vida tras ese paréntesis que la misma vida ha redactado para nosotros y todo aquello que siempre hemos de valorar. La lección está una vez más dada y habrá que ser conscientes de ello porque la vida en sí es una cadena de circunstancias a las que hemos de ir dando forma sin dañar. La isla de la Palma nos lo muestra ahora con orgullo. Los nuevos brotes verdes de los pinos que vieron correr la lava sobre sus raíces abren sus hojas a la vida nuevamente. Las plataneras encadenan el renacer de sus plantas frente al sol de la primavera y el mar diseña nuevos arrecifes submarinos únicos y excepcionales. Hoy la vida es la protagonista una vez más de aquello que el hombre no es capaz muchas veces de dar el valor que tiene. Mientras una parte de Europa sufre ante la crueldad de una guerra, enmedio del Atlantico se ve el resplandor de un nuevo horizonte. Cuando caminemos bajo la sombra del pino canario y escuchemos el silbar de sus ramas mecidas por la brisa en la soledad del monte, será como un diálogo entre nuestro yo y la vida misma. Una experiencia que recomiendo siempre.
