
Recurrente es la manera de pensar de aquellos que sin tener los pies en el suelo intentan hacer encaje de bolillos para salir de las contiendas más inesperadas. Pero esta manera de actuar reivinca que el «homo sapiens» está creándose un entorno en el cuál ya nada le afecta. Nos acostumbramos, eso sí, a las situaciones más difíciles pero no sabemos plantar cara frente a los altibajos de cada una de nuestras actuaciones. A un lado lo rual que se está poniendo muy de moda frente al caos mundial que ya viene arrollando todo a su paso. ¿Quién nos diría que a estas alturas nos iba a importar otra vez sacar a las vacas a pastar, plantar hectáreas de campos de girasoles o de colza y si vamos un poco apurados hasta dedicarnos al reciclaje sin fin de todo aquello que almacenamos en nuestras casas y ahora nos puede sacar de algún apuro económico? Nunca se sabe lo que nos vamos a encontrar en esta vida. Ya lo decía la mamá de Forest Gump: «La vida es como una caja de bombones, nunca sabemos cuál nos va a tocar». Ahora necesitamos sin duda ser recurrentes y no perder la cabeza. Lo demás ya viene por añadidura. Habrá que concienciernos y ser un poquito más decisivos a la hora de elegir porque no es oro todo lo que reluce y menos todavía a sabiendas de que los que nos engañan nunca serán capaces de lidiar con el rebaño.