
Antes exisitió un aroma de mar que aún recuerdo. Pero ese mar es quizás el mismo que balanceó muchas de mis ilusiones. Ahora mis ilusiones no son las mismas de aquellas tardes en la bahía porque todo aquello cambió de pintor. La blanca y espesa espuma de ese mar todavía me sorprende cuando el mes de julio interpreta muchas de mis fantasías aunque desde muy lejano me hacía cómplice de su danza y hermana de sus juegos. Antes, cuando todo se nos revelaba de manera transparente abrazábamos al mes de julio con devoción. Explendor de sus mañanas y tardes de paseo que se avecinaban a un verano bien distinto a los de hoy. La sal que todavía siento en mis manos transporta mi mente al chapoteo de mis sandalias de goma sobre la arena de la playa. A sentir el roce cálido sobre mi cara de la brisa y a buscar ese encuentro con aquellos que más has querido. Antes había más fantasía y mucha más ilusión que nos hacia ir de prisa hacia ese mar, esa montaña o simplemente una tarde en el parque comiendo helados.Hoy la vista se expande frente a la bahía y a veces creo revivir pinceladas de aquellos momentos. Respira, siente y más que nunca sueña porque es lo verdaderamente importante y que no caduca con el tiempo.