La buena memoria

Para mejorar la vida hay que mejorar la calidad de la experiencia. Muchas veces nos creemos los dueños de un mundo fantástico que hemos ido creando al margen de nuestra manera de ser. No queremos hacer un ridículo indisciplinado que como la carcoma nos irá comiendo mientras mantengamos esa actitud prepotente que no nos conduce a nada sino a nuestro propio fracaso. El poder de la memoria es infinito y mientras nos empeñemos en borrar nuestras propias raíces mermamos nuestra capacidad innata de sobreponernos a los contratiempos. Busquemos ese complemento que nos hará sensibles, abiertos y curiosos porque para poder gozar de una buena memoria hay que interesarse por algo. Vivimos sequías, guerras, enfrentamientos y violencia y parece que ya nada nos asusta. ¿Seríamos capaces de expandir nuestro horizonte y encontrar el hilo conductor que sepa cerrar el gran vacío existencial que hoy por hoy adormece a la humanidad? Voy a terminar con algo bonito y estimulante para vivir esta primavera en verde y negro. «Esta mañana los pájaros saludan alegres al sol naciente. ¿Sabes hijo mío que las blancas nubes flotan aún en la bóveda del cielo? ¿A dónde estás ahora? En la tierra del momento presente, la ancestral montaña sigue en pie todavía, aunque la ola crestada de espuma, esté aún llegando a lejanas orillas. Vuelve a mirar; me verás en ti al instante.¿A dónde vas? Esta mañana el viejo franchipán ofrece sus perfumadas flores. En verdad tú y yo nunca estuvimos separados. La primavera ha llegado. Los pinos se han vestido de nuevas y verdes agujas y en el lindero del bosque, los ciruelos silvestres se han cubierto de flores»

Del poema:»En el lindero del bosque» de Thich Nhat Hanh

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