En esa búsqueda que nos proporciona un nuevo significado de la existencia. Despertamos cada día intentando hallar un sentido a la propia vida. Por esa senda del encuentro con uno mismo salpicada a veces de zozobras que nos hacen mirar de lado al destino. Somos como marionetas ausentes en un entorno cruzado de páginas en blanco y negro. La verdad está al doblar la esquina. Pero ¿qué esquina? Tal vez está delante de nosotros y no la apreciamos. Turbulencias en el bienestar y desánimo en las facciones. Los relojes de arena ya no nos sirven pues todo avanza demasiado rápido y el tren está a punto de salir. De esa estación sin nombre en la que un día dejaremos nuestro equipaje.