«La realidad no existe sin imaginación para verla» Todos somos dueños del miedo y cuando vemos que algo se interpone sacamos la artillería y arremetemos contra aquello que nos impide a ser o estar donde queremos. Y eso no es bueno porque, a la larga, intentamos vender algo de lo que ya no tenemos. El desdén es un desprecio hacia la propia dignidad humana y creerse en posesión de la razón y la verdad nos ata cada vez más al descalabro de la nuestra. Ser indiferente a lo que otros poseen y ofrecen es errarse en un mundo propio donde apenas dejamos pasar la luz y el aire, y las cosas, las ideas y las personas se deterioran. Hay que hacer frente a los avatares del tiempo, de las situaciones. No tratar de negar realidades y circunstancias que se nos han caído de las manos. No por ser joven se sabe menos de la vida. La experiencia es un grado y hay que saberle poner el límite de la compasión, la escucha y compartir ideas juntos para que se surjan proyectos a la hora de enfrentarse a esos retos y al futuro. El desdén no debe caber en la metodología política, sin saber hasta que punto nosotros somos capaces de juzgar aquellos valores que otros ofertan cuando nadie sabe como salir del enredo. Dejar espacio a otros conceptos y a otras medidas. Reconocer el fracaso es cosa de sabios, pero mantenerse subidos al «borrico» es absurdo.
Reblogueó esto en Miss Diario´sy comentado:
Pues eso… arre borrico, ale
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