Nada que objetar

DSC01024Diríase que se ha ido perdiendo la dignidad y el respeto hacia las personas. Más bien diría yo que nos estamos desordenando en un mundo desordenado en sí. Leemos y no damos crédito a lo que escuchamos pero tampoco se nos ve muy pronta voluntad para actuar. Como si se tratara de una comedia a cámara lenta donde los minutos cuentas y   las no decisiones a tiempo producen desgarros insalvables. Todo hace presagiar que el hombre u «homo sapiens» no es tan «sapiens» como creíamos.

La cascada de turbulencias a la que está sometida la vieja Europa le está haciendo perder su color a pasos gigantes y mientras solo seamos meros espectadores de la obra teatral que se representa, el patio de butacas, palcos y anfiteatros irán quedándose vacíos. Dejamos paso a otras culturas, a otros pensamientos, a otras secuencias de un mundo en el que todos estamos inmersos pero que solo a unos les ha tocado la peor parte. Sigue leyendo

Consenso

DSC_0073Definimos consenso como acuerdo entre dos o más personas sobre un tema o situación. Una falta de consenso expresa disenso. No implica un consentimiento por parte de todos sino una aceptación en la forma de dirigir la solución. Pero fabricar un consenso es un error ya que solo los hombres de élite se erigen como los responsables y no deberían de tomar ellos solos las decisiones que incumben  a la población en general. Según Walter Lippeman, «una revolución está teniendo lugar infinitamente más importante que cualquier cambio económico. Bajo el impacto de la propaganda, no necesariamente en el siniestro significado de la palabra, las viejas constantes de nuestros pensamientos se han convertido en variables». Durante el siglo XX la expresión consenso llegó a convertirse en un lema del sistema político español. Satisfacer las necesidades de todos. Todo método de consenso es deseable cuando es improbable forzar el cumplimiento de la decisión. Una democracia deliberativa refleja esa toda de decisión sincera de cada persona que subyace a toda buena toma de decisión por consenso. Hasta los «ents», esos viejos y sabios árboles vivientes de la novela «El señor de los Anillos», empleaban días discutiendo para la toma de decisiones como era enfrentar a cualquier contienda. Toda decisión a tiempo es importante. Aunque sea equivocada, ya que pude ser mejor que una tomada a la larga. Alinear urgencia e importancia. Porque la meta de un buen consenso es la unidad y no la unanimidad.

N de narices

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Olfateando el suelo.

Ya nos cuesta creer todos esos conceptos y palabras reinventadas y manoseadas para convencernos de una realidad que ya no existe. Nada se escapa al ojo del hombre y menos aún cuando las necesidades acucian y las ilusiones se deshacen. Lejos de la realidad no hay nada porque el futuro es hoy y la realidad que intentan vendernos es otra muy diferente. De que nos sirven las tiritas para remendar el tremendo agujero. Narices y muchas otras cosas habrían de adquirirse si lo que realmente deseamos es hacer las cosas bien para todos.  Bajar del entresuelo a la dura calle es difícil cuando se ha conseguido un nivel de comodidad envidioso. Meter la cabeza bajo el agua o bajo el ala no solucionan los hechos mal construidos sino que los agranda mucho más. No es el momento de convencer sino de esperar que dirán de nosotros. Las palabras cuentan, los papeles describen, las faltas salen a la luz mientras los líderes se secan y la utopías se pudren. No busquemos más donde todo está rascado. Donde no existen razones para creerse lo que ya no es. Dicen que el tiempo lo cura todo, esperemos que sea así. El cambio continúa y las nuevas ideas fluyen. Las cabras deben vivir en libertad y felices, cometiendo sus propios errores y aprendiendo de ellos. Pero hay que tener narices para todo esto y decir «no puedo más» y no desgastar esa línea de continuidad que hace emerger a una nación por el simple hecho de proclamarnos «quijotes».

El Príncipe de Zamunda

Bandera de Playa JardínZamunda es una país imaginario que un día se convirtió en el lugar más visto en las pantallas cinematográficas. Hoy Zamunda existe, aunque no queramos porque muchos vemos reflejados en aquel personaje de ficción a nuestros gobernantes. Personas extremadamente inteligentes que se ven condicionadas por un puñado de asesores, ministros y consejeros que lo único que pretenden es sacar beneficio propio. Nada más lejano de lo que muchos creen son las conclusiones  que dichos gobernantes hacen llevar a cabo desde ellos mismos. Como si de un desfile de «gigantes y cabezudos» que sobresaliendo sobre  los demás son dirigidos desde su propia organización interna. Sigue leyendo

¡¡¡Boom!!!

Río

JOSEFINA FERNÁNDEZ.

La diversidad de colores es el abanico que el arco iris nos regala cada vez que aparece frente a la lluvia. Pero cuando la diversidad de colores es fragmentaria de una nación el panorama no es el más propicio. Un país, un territorio o unión de varios países tienen los días contados cuando se trata de hacer de ellos un collage de intereses para algunos. En la actualidad hay que ser conscientes de los resultados, pero jamás intentar establecer una sumisión de los ricos frente a los pobres. También existen abanicos de colores entre las clases sociales, ya que no todos vestimos del mismo modo o nos relacionamos con las mismas personas. El aislamiento es la peor de las plagas que puede sufrir la humanidad ya que los hábitos que nos proporcionan cierta seguridad son los que embotan nuestra mente, por sutiles que estos sean y tanto si uno es consciente de ello como si no lo es invariablemente oscurecen la mente. Una continuidad en el pensamiento es lo que sostiene las limitaciones de la mente. Tampoco es digno eludir las batallas necesarias; hay que empeñarse en ellas vayan a ganarse o no. El éxito es el principio del fracaso y la fama es el comienzo de la decadencia o el ostracismo. Nada es más difícil que ser sencillo.

Polifonías en tiempos revueltos

Auditorio de Tenerife

Auditorio Adán Martín de Tenerife./HANAH VALENTÍN

Estamos asistiendo a la representación de un acto literario polifónico que trasciende en la cultura de la expresión escrita y también hablada. Un vigor generacional insólito  que hace negar de frente cualquier etiqueta  impuesta. La poesía de la incertidumbre, la poesía de la experiencia frente a la opaca del silencio. Muchos son los cambios externos que se producen en el mundo, presiones, exigencias, por eso hay que enfrentar los problemas urgentes de la vida. Y cuando hablamos de «problemas serios»  nos referimos a poner toda la intención de seguir hasta el fin del mismo. Venderse por interés en una sucia acción. El verdadero valor no está en que los otros aprueben o no lo que somos o hacemos. Primero tenemos que ser nosotros quienes nos lo creamos. Sucede con frecuencia cuando los intereses van mucho más allá del propio compromiso. Hablar y detenerse en problemas pasados no es el mejor momento para la clase de suerte que corremos si seguimos haciendo las mismas cosas, seguimos considerándonos «quijotes» y continuamos haciendo la pelota al adversario. Todo no vale en estos momentos. En este crucigrama donde las casillas no consiguen rellenarse debido a la falta de astucia, menos cotilleo y mayor decisión. Hay que comprender nuestros problemas internos para después intentar arreglar los externos. La vida es como la marea que sale y entra. Las ideas no cambian al ser humano, solo modifican la norma de su existencia. Escuchar sin condiciones no está relegado y en realidad es el lenguaje que no nos manipula, no nos condena, no nos niega,  porque nuestra mente está ocupada en su propia actividad. Detrás de lo superficialidad de nuestra existencia, detrás de la rutina diaria existe una honda sucesión de desesperación y angustia. La falta de conocimiento propio es la esencia de la ignorancia y constantemente nos preguntamos ¿si deshecho todos los ayeres  habrá un mañana? No se puede vivir mirando atrás constantemente. La influencia de la sociedad moldea nuestro ser y dentro de esa huella cultivamos lo que llamamos nuestros valores. El usted que se encuentra más allá de la forma vive constantemente en un mundo sin forma. El pensamiento es mucho más que algo que usted hace. Es lo que usted y el resto de nosotros somos y la mejor forma para ganar es no necesitar hacerlo.

Desde el escondite de la Luna

Luna sobre Anaga

Luna sobre la copa de los árboles./HANAH VALENTÍN

La tontería se contagia y muchas  veces recurrimos a los artilugios convencionales para llamar la atención. Es un fenómeno o más bien diría yo una moda para hacernos querer, admirar o fijar los ojos de otros sobre nosotros. Pero en demasiadas ocasiones esa «tontería» entraña mucho más. ¡Cómo nos gusta ser el centro de atención! Para que esto suceda hay que ser un fuera de serie o  crear ese ambiente de intriga y misterio en torno al cual muchos se ven y se van desbordados. Fingir y negar algo que es evidente nos denota un grado de tontería supino. Pero lo lamentable de todo esto es que nos gusta y rebuscar en la estupidez mucho más. Todos nos estamos contagiando de los modismos políticos, de las expresiones obscenas, de las palabras soeces y de todo un acuartelamiento que hoy por hoy y ha sacado a la artillería a las calles. En la condición humana nada está escrito y menos aún ahora, donde se transgiversan todo tipo de reglas y comportamientos que deshacen la verdadera esencia del hombre como tal. Desde el escondite de la luna nada suele pasar desapercibido y observamos   con ello como  la humanidad está anudamos vertientes erróneas  y creando  direcciones opuestas. Volver la mirada y refugiarse en esa utópica seguridad que ya no tiene nada de segura es lo que nos vincula  en el abismo improductivo de las viejas ideas, ignorando las crecientes soluciones que pasan de largo cada día junto a nosotros. Luces y sombras que desvanecen los impulsos solidarios. A través de los árboles la luna mira desde su inmenso cielo. Abajo, la fantástica tontería burlesca de los que nunca pierden se contonea como una culebra por las redes del ciberespacio.

Desidia institucional

Nada que ver tienen los acontecimientos que siembran de incertidumbre y en estos momentos en los que las instituciones se agarran a la muletilla manoseada de «no hay dinero» todo vale. Ver para creer y creerse lo que estamos viendo produce una desazón, una rabia y un mal rollo que a la larga se irá traduciendo en violencia y enajenación por parte de todos. ¿quizás hayamos ido dejando para mañana muchas de las cuestiones que hoy nos pasan factura?  Nos hemos convertido en los cómplices de nuestra propia desidia y las instituciones se han acostumbrado a lamer las miserias de una labor mal hecha que nos afecta a todos. No hay remedio para hacer un volver a empezar, pero si que existen soluciones para preservar lo que todavía nos queda. Mucho o poco, eso solo depende de quienes despierten de ese letargo político en el que han estado  haciendo que todo lo de los demás les resbale. Se sigue dando importancia a cosas banales y se está olvidando  el servicio a las personas, la protección y la seguridad de las mismas. Exámenes médicos con una espera de años, resoluciones judiciales que ni se sabe donde están ni se les espera a corto plazo. La venta de favores recorre los pasillos de la indignidad haciendo carnada de los que menos tienen. Las ruinas de la historia de un país se ceban en los habitantes cuando otros ni tan siquiera se percatan de ello. Lamentable que todavía existan teatrillos de guiñol maltrechos y sin gracia donde ni los niños encuentren un futuro  digno para heredar.

Vencedores y vencidos

Alguien dijo en una ocasión;  «Nunca escribas sobre un lugar hasta que estés lejos de él». Me pongo la tarea de hacerlo porque, si bien estoy lejos lo siento cercano por mi condición de europea. Vencedores o vencidos, ¿quién es quién? Lejos del bombardeo internacional de los medios de comunicación es hora de ser. Difícil decisión para quienes aún no están situados en el margen de todos los acontecimientos que hoy deciden el futuro de Europa. Este es un problema muy complejo y para indagarlo necesitamos una mente capaz de mirar, observar y considerar. Una mente científica que no falsee, que no coloree lo que está viendo. Una transformación en el proceso mismo de la mente. Todo conflicto en cualquier nivel de la conciencia, superficial o profundo, es un factor de deterioro. La estructura psicológica de nuestra sociedades esta  encasillada porque estamos impelidos por la ambición, adoramos el éxito y condenamos el fracaso. Esta es nuestra suerte y para eso hemos sido educados. Rebelarse dentro del molde es ser delincuente y eso es muy fácil de hacer. La verdadera rebelión está en comprender y no dejarse llevar por las innumerables influencias que están constantemente incidiendo sobre nuestra mente. La sociedad va  despertando y con ello  deshaciendo los patrones que se establecen desde arriba en beneficio de ellos mismos. Vencedores o vencidos, nadie debe calificarse así cuando  todos los miembros de una comunidad tienen el derecho a decir su futuro. Lo que no es justo es que sean siempre unos pocos los que impongan las condiciones según sus apetencias e intereses.

El color del miedo

Ayuntamiento de Madrid¿Cuales son nuestros miedos hoy? Cierto es que los conocemos pero nos resulta un tanto embarazoso comentarlos. El hombre puede ser destruido pero no derrotado y el talento de cada persona consiste en cómo vivimos nuestra propia vida. Y digo propia porque existe otra la impuesta, que nos hace mirar hacia quienes intentan manipularnos. Se acabaron la batallitas de siglos pasados. Ya no se forman aquellas organizaciones para hacer la guerra. Hoy la guerra es bien distinta y su entramados y fines distan bastante de las que escribieron nuestra historia. Pero la venganza sigue siendo igual, pase el tiempo que pase. Ese sentimiento que ha enfrentado y sigue enfrentando a países y a personas es la puesta en escena de esos pensamientos con los que pretendemos acusar a los demás de nuestros actos. Nuestra mayor forma de ganar es no tener que hacerlo y en un mundo de seres individuales, únicos e irrepetibles las comparaciones deben carecer de sentido. No existe nada más poderoso que una idea a la que le ha llegado su hora y aprovecharla sin componendas ni tamices nos llevará a encontrar ese lugar, esa posición, ese encuentro que buscamos. El color del miedo traspasa las fronteras del mundo. Se está imponiendo a la fuerza para conseguir fines concretos. Otros lo reivindican por motivos fanáticos de destrucción y barbarie. En el centro de todo este el mapa donde campo existen vertientes de favor que son ahogadas por intereses de poder, mientras que otros, los más débiles, sucumben en esa batalla que deshace países, levanta fronteras y empobrece la dignidad humana. La capacidad de ser  el propio pensamiento es el milagro real del que formamos parte; la humanidad.

El libro azul

El libro azul«El libro azul del presidente».  Ahí está lo escrito y nada se sabe de sus intenciones más inmediatas. A veces nos gusta crear incertidumbre. Esa morbosa forma de actuar cuando muy pocas veces se está completamente seguro de acertar. Y recuerdo aquel mundo de fantasía  que cada tarde nos absorbía con las aventuras de Pipi Calzaslargas. Para aquella niña todo era posible, levantar con una mano a su caballo, guardar en una caja de madera las monedas de oro que su padre le había dejado sin que el Ministro de Hacienda se enterase de ello. Nada se escondía detrás de aquellas estampas. Pero los baño de multitudes que hoy presenciamos distan bastante  y sobre todo se trata de solapar el deterioro de una clase política carcomida por la avaricia y la ambición. En las fronteras de la desigualdad que ahora contemplamos en nuestras vidas están salpicadas de narcóticas medidas y bañadas de sentimentalismo barato. Aquellos años fueron el prólogo de un tiempo en el que el dinero se guarda en Suiza, los aforados no tienen castigo y donde en las memorias de internet subyacen las memorias de y las chapuzas de los que más tienen. Donde las corriente no se cuelan por las ventanas sino por los ayuntamientos y los fracasos políticos carecen de importancia. La mejor forma de ganar es no necesitar hacerlo. Y en los libros azules del presidente las medias tintas decoloran la realidad y el futuro de una nación.

Puedo prometer y prometo

Shalomnete

Shalomnete, dirigente del Kats Party

Que jamás volveré a engañar a nadie. Así debería de comenzar esta historia de ladrones y bandidos, de corruptos y de farsantes. Hasta el día de hoy las alforjas están demasiado llenas y los camellos agotados de tanto peso y de tanto pesar. Por el agua de los sumideros ya van bajan los residuos de  palabras malsonantes, burlas, ataques mediáticos y conferencias burlescas. ¿Estamos asistiendo a una comedia irracional donde todos sus actores intentan lavar sus manos cuando en realidad ya todo está escrito? ¡Pobres mentes ilusionadas con las promesas vacías y caducadas de tanta palabrería! Nada más lejos de la realidad. Fotos espectaculares de gentes que acabamos de conocer y que se nos muestran como los hacedores de la pócima mágica de aquella «hada madrina de Fiona»  y  que ya eso existe solamente en el país de muy muy lejano que hace décadas que nos dejó. A llora al barranco y el libro de las lamentaciones ya no está a nuestra disposición por el interés de algunos. En resumidas cuentas la suerte puede que aún no esté echada pero conociendo el andar de la perrita nos vamos a ver metidos en ese patio de nuestra propia casa que es como bien sabemos, «muy particular».

La espera activa

Santa Cruz de Tenerife

Frente costero de Santa Cruz de Tenerife desde la inmensidad del mar./HANAH VALENTÍN

Los ríos más profundos son siempre los más silenciosos.  Hoy a lo lejos de esta historia que nos ha tocado vivir el cielo se tiñe de rencor y los hombres tratan de hacerse con el poder y de imponer sus ideales a costa de lo que sea. Pero existen más luces que sombras  y lo lamentable es que esas luces aún estén sin prender. Europa es un continente de oscuros médanos y de rocosas calas que abriga la ilusión de unos frente a la decadencia de los otros. La palabra fondos, la idea de rescate, las consecuencias de rencillas se abren en espacios de una posible reconstrucción pero que carece de ingenieros para realizar su trabajo. No es tiempo de que tú me des lo que te dejé ni doctrinas estereotipadas en las que ya nadie cree y por las que ya nada se puede realizar. Es la hora de ese tiempo que nos ha tocado vivir y si no nos convencemos de ello no seguiremos adelante. Los ríos de confusión se anteceden  a las soluciones más acertadas, pero a veces la callada voz del hombre no resuena tan alto que todo se escurre como el agua entre los dedos. El despropósito de unos hace creer que  las aguas de ese río tardarán en aclararse, pero de todo ello siempre surgirá esa esperanza que hoy adormece pero que sigue existiendo.

Inherentes

No hay nada más negativo para la imagen de un político que no ver la realidad sino estar siempre con esa «razón» que no razona y con esa «ilusión» que no acaece. No se puede hacer política teniendo como herramientas fundamentales el tacticismo y la tecnocracia. El patio de la corrala donde se encuentran nuestros políticas deja ya mucho que desear de aquellas promesas que se han ido deteriorando en sus propias manos y desde sus propias palabras. «Trabajar con ganas y unidos» es una utopía presente en cada aparición publica de los representantes. Taponar las heridas solo conduce a  agrandar los problemas. Las heridas hay que limpiarlas y dejar que vayan cicatrizando con los buenos métodos de hacer política sana, transparente y eficaz. Entre dimes y diretes que deambulan como fantasmas por los pasillos del Senado se escapan las soluciones que algunos advierten,  pero que cuando la mente se cierra al diálogo nadie tiene razón. Cuando la humillación pulveriza la dignidad de las personas. Allí en la trastienda de hasta donde podemos conocer, nos encontramos con unas historias  de vidas destrozadas donde no se puede hablar de prosperidad. Las leyes hay que cumplirlas, pero la vida de las personas hay que respetarla y si no existe esa diferencia no llegaremos jamás a ningún puerto. El paro está amenazando a toda una generación pues multiplica las depresiones y las amenazas por tanto recorte, mientras la  nefasta ley mordaza no es apta para un país democrático. El diálogo de besugos al que la prensa y diferentes portavoces políticos fueron invitados ayer demostraba una vez más la inherente sintonía de sus lideresas, portavoces y lacayos. ¡Soñar es gratis, pero a veces las facturas nos suelen poner en nuestro sitio! ¡Sea político señor presidente por una sola vez, que a más de veinticinco les está usted haciendo la cama!

Desdén

«La realidad no existe sin imaginación para verla» Todos somos dueños del miedo y cuando vemos que algo se interpone sacamos la artillería y arremetemos contra aquello que nos impide a ser o estar donde queremos. Y eso no es bueno porque, a la larga, intentamos vender algo de lo que ya no tenemos. El desdén es un desprecio hacia la propia dignidad humana y creerse en posesión de la razón y la verdad nos ata cada vez más al descalabro de la nuestra. Ser indiferente a lo que otros poseen y ofrecen es  errarse en un mundo propio donde apenas dejamos pasar la luz y el aire, y las cosas, las ideas y las personas se deterioran. Hay que hacer frente a los avatares del tiempo, de las situaciones. No tratar de negar realidades y circunstancias que se nos han caído de las manos. No por ser joven se sabe menos de la vida. La experiencia es un grado y hay que saberle poner el límite de la compasión, la escucha y compartir ideas juntos para que se surjan proyectos a la hora de enfrentarse a esos retos y al futuro. El desdén no debe caber en la metodología política, sin saber hasta que punto nosotros somos capaces de juzgar aquellos valores que otros ofertan cuando nadie sabe como salir del enredo. Dejar espacio a otros conceptos y a otras medidas. Reconocer el fracaso es cosa de sabios, pero mantenerse subidos al «borrico» es absurdo.

¿Galgos o podencos?

No corren buenos tiempos para dedicarse a rascar las soterradas andanzas de quienes nos gobiernan o nos han gobernado. De nada sirve estar continuamente sacando las chapuzas del vecino mientras las nuestras se airean en la ventanas de los medios de comunicación como si nada. Lo que si que es cierto es que el vientecillo de cantares, sonidos y engaños deambula por los pasillos de  la información. Ahora los bolsillos crujen y las tarjetas B salen a la calle. Los jueces se ven desbordados y atónitos ante tanta malicia, caradura y los delitos de fraude y corrupción que flotan en la atmósfera impregnándolo todo. La pasión compulsiva por gastar lo que no es tuyo ha saciado las avarientas ideas de aquellos que, aún teniendo de todo, quieren mucho más. Esos podencos hambrientos de la política, las finanzas o de cualquiera que tenga acceso a los bienes de los demás nos hacen reflexionar en la fábula de don Tomás de Iriarte que escribía  sobre  dos conejos, sin saber que hoy en el siglo 21 existen miles de fábulas como esa y que por desgracia no son conejos sino personas las que se ven acorraladas por la codicia de unos cuantos. Hoy en día existen muchos galgos y también muchos podencos. La rapidez de esos ejemplares es la que los caracteriza a la hora de hacerse con el botín y salir presurosos para que no les cojan. Aquel que más tiempo pierde cuestionándose lo que hacer será el más proclive a ser descubierto. ¡Toma el dinero y corre ! No son buenos tiempos para escudriñar ni debatir buscando a los culpables. Esos ya están lejos y con el botín a buen recaudo. Hay que buscar la pócima para salir de la de esta crisis y no vendernos un futuro incapaz de conquistar.

Empirismo

Es el  conocimiento que nace de la experiencia y que acentúa el valor de la percepción sensorial en el resurgimiento de las ideas.  Cuando alguien habla en estos términos se podría interpretar como un experto en su quehacer. Pero utilizar las palabras es mucho más peligroso de lo que pensamos, más aún cuando hablamos a una mayoría que nos escucha. En los medios de comunicación este deporte se está extendiendo demasiado y ya todo el mundo habla desde una perspectiva filosófica sin miedo a meter la pata una y otra vez. Tener pelos en la lengua no es bueno pero tampoco es bueno no tenerlos porque nos pueden servir de freno a la hora de lanzar por nuestra boquita una serie de incongruencias que a la larga nos van a pasar factura. ¿Cómo va a decir un presidente de gobierno que empíricamente la crisis ha terminado? Absurda conclusión ésta porque «empíricamente» no habla desde la experiencia. ¿Cómo puede ser una condena perpetua lo mismo que una condena revisable? Y lo dicen los gobernantes y éstos a su vez nunca saben nada de todo aquello de los que se les imputa.  Además todos continúan ejerciendo sus cargos sin recato ni humildad. Empirismo no quiere decir eso señores. La experiencia es un grado y ustedes distan mucho de tenerlo. Esto no es soplar y hacer botellas. Las personas merecen un respeto a la dignidad y la experiencia se demuestra andando. Todos han andado, pero listos de atrapar poder y dinero. Mientras nosotros seguiremos mirando desde la otra acera, desde donde nos dejen porque la única experiencia que puedan ofrecernos es la del silencio, la lejanía y la distancia hacia el pueblo.  Concluyo con unas palabras de Gandhi «Sé el cambio que quieres ver en el mundo» .

Reyes y ases

El rey siempre ha sido la primera figura o institución que representa a un un pueblo en las monarquías. Hacerse con un «AS» en la baraja nos alerta de que tenemos la jugada casi ganada. Ganar no lo es todo en la vida, siempre y cuando nuestro adversario busque nuestra derrota con ansiedad A veces hace falta muy poco para ganar la partida y muchos no saben apoderarse de esa pincelada que falta para el éxito. Todo tiene su curso y también requiere su tiempo para macerar. El tesón es un eslabón que a veces nos traiciona y nos hace apresurarnos al vacío. No por tener la mejor carta de una jugada podemos sentirnos ganadores de ella. Tampoco los reyes tienen en su poder el cetro de poder absoluto. Anoche soñe con «reyes» y también con «ases» pero al final de todo resultó ser un sueño en el que los ganadores eramos todos los que vimos la representación  de una fantasía suspendida en el aire. Hoy suenan trompetas para otro tipo de ilusión cuando sus majestades cominecen a pasear por las calles de las ciudades y pueblos. El circo quedó atrás pero en la imaginaria concepción de un nuevo sueño lanzaremos globos al aire a la espera de que otro día amanezca repleto de sonrisas.

Luces y sombras

El futuro apunta más al blanco y negro que al color pero no por eso debemos de rasgarnos las vestiduras. Existen más luces que sombras en este entorno que nos ha tocado vivir. Lo lamentable es que esas luces que aún permanecen apagadas no dan el chispazo. Procuramos vivir en un lamento constante de una agonía que no nos está llevando a ninguna parte. Somos los componentes de una melodía pero todos sus sonidos se necesitan y no debemos permitir que algunos de esos sonidos solapen a los demás. Pronto entraremos en el mes de las «luminarias», de los proyectos en común, de las ilusiones de tantos, ya sean niños o abuelos. En la melodía del mundo no caben espacios en sombra porque la vida no lo es. Miles de manifestaciones nos provocan a diario un bullicio de sensaciones que las personas nos negamos a perder. Tengamos más o menos. Las políticas se escurren por las pareces de palacios y congresos y mientras, en la calle el calor inunda lo real, lo cotidiano, lo verdadero. Papeles mojados que quedan atrapados en alguna esquina del tiempo y al final terminan pisoteados por la lucha de la vida. Nadie es feliz del todo pero sí que todos podremos hacer felices a muchos y eso es lo que hay que conseguir. Encender esas lámparas y procurar que no se apaguen. La sinfonía de la vida nos tiene que tocar a todos, lo único procurar que nuestros políticos no nos «toquen más las narices».

Regenerarse o morir

El miedo pervierte la inteligencia. El miedo surge de un proceso de escapar a lo que es. Estamos asistiendo a una función terrorífica donde nada es lo que es y todo reivindica lo que que perece. Descomposición de un Estado que no emerge y que se hunde cada vez más. Tres cuestiones quisiera expresar; desear lo mejor, recelar lo peor y tomar lo que viniere. Aún sin estar convencida de ello. Hay que limpiar para luego colocar. Lo viejo no sirve, y con ello no digo que lo «antiguo» deba ser destruido. Existen cimientos firmes que nos dan seguridad solo que están cubiertos por la miseria de la corrupción, entre otras cosas.  Renunciar jamás porque la historia no puede ser borrada y hay que tomar parte de la misma para crecer. Diseñar un paisaje con nuevo lienzo y nues nuevas paletas de color y con la mirada puesta en el futuro. Regenerarse o morir porque toda salida es una entrada a otra parte. ¡Merece la pena intentarlo!

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El final  del camino del río Guadalquivir al llegar alas marismas de Doñana