Los ríos más profundos son siempre los más silenciosos. Hoy a lo lejos de esta historia que nos ha tocado vivir el cielo se tiñe de rencor y los hombres tratan de hacerse con el poder y de imponer sus ideales a costa de lo que sea. Pero existen más luces que sombras y lo lamentable es que esas luces aún estén sin prender. Europa es un continente de oscuros médanos y de rocosas calas que abriga la ilusión de unos frente a la decadencia de los otros. La palabra fondos, la idea de rescate, las consecuencias de rencillas se abren en espacios de una posible reconstrucción pero que carece de ingenieros para realizar su trabajo. No es tiempo de que tú me des lo que te dejé ni doctrinas estereotipadas en las que ya nadie cree y por las que ya nada se puede realizar. Es la hora de ese tiempo que nos ha tocado vivir y si no nos convencemos de ello no seguiremos adelante. Los ríos de confusión se anteceden a las soluciones más acertadas, pero a veces la callada voz del hombre no resuena tan alto que todo se escurre como el agua entre los dedos. El despropósito de unos hace creer que las aguas de ese río tardarán en aclararse, pero de todo ello siempre surgirá esa esperanza que hoy adormece pero que sigue existiendo.