Han tenido que pasar 144 años para que se presente una mujer como candidata a la presidencia de los Estados Unidos. Era el siglo XIX y en el año 1872, Victoria Wood Hull se presentaba como candidata a ser la primera presidenta de los Estos Unidos de América. Desafiando las convenciones de su tiempo rompió estructuras y se lanzó con un sueño al que cualquier mujer pudiera acceder. La historia de un país es la vida contada de sus gentes. Negar la historia es rechazar unos orígenes que han sido los cimientos de cualquier cultura. La ciencia que estudia el pasado de la humanidad y a la que le debemos tanto nos vuelve a desafiar con un momento en el cual se ven implicadas muchísimas cuestiones a nivel mundial. Por otro lado, la ONU prepara listas de posible candidatas a dirigirla. Desde hace 70 años que fue fundada, se piensa en la mujer. Todavía existen prejuicios y normas desvirtuadas ya por el paso de los años, que deberían revisarse. Suenan aires de renovación en lo referente a modificar y compartir un patrimonio exclusivo de los hombres y donde la mujer a dejado constancia de su capacidad para dirigir un país. En la actualidad hay 20 mujeres jefas de Estado y gobierno pero hace falta mucho más. Se está rompiendo ese techo de cristal bajo el cual muchas de ellas han mirado hacia arriba sin poder acceder a dicho nivel. Las viejas glorias que habitan en los palacios, residencias y demás están llenas de sombras de un pasado atrapado por intereses. Los cansinos de la historia yacen en los pasillos de segunda clase.
Es hora de no crear más el futuro con estructuras caducas, de convicciones vacuas porque la historia se escribe siempre desde el hoy y es lo que realmente debe tener peso para la humanidad.