Nanas y eres

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Auditorio Adán Martín de Tenerife, obra del arquitecto Santiago Calatrava./HANAH VALENTÍN.

Se suele comparar al silencio con la música. A veces nos encontramos tan absortos con nosotros y nuestras penurias diarias que apenas nos percatamos de que eso es cierto. La música amansa a  las fieras pero más aunque en ocasiones llega hasta enloquecerlas. Acunar es una de las virtudes más bellas de este mundo. Dar cobijo también lo es y suele ir de la mano de la anterior La recepción de esa necesidad es la que hace al ser más humano, más intrínseco  y auténtico. Presenciamos el cambio que está sufriendo la humanidad entera y más aún la Europa a la que pertenecemos. Tal vez sepamos hacia nos dirigimos pero lo que si que es cierto es que no sabemos muy bien qué llevar en ese éxodo hacia la libertad de muchos que tocan a nuestra puerta. Por otro lado, también el hombre es capaz de echar  a sus trabajadores por mil y una causa preestablecida  por él mismo, al negarle un trabajo digno y de permanencia. Se confrontan dos ideas, dos términos que a son casi parecidos, los que van por los que vienen. Una sociedad que decide organizarse sin una ética mínima, altruista y respetuosa con la naturaleza, con sus semejantes, está trazando el camino de su propia destrucción. Cuando menos lo esperamos la vida nos coloca delante de un desafío y pone a prueba nuestro coraje y nuestra voluntad  de camino. Abrazar la vida, la dignidad es lo que hace al hombre digno de lo que es.

144 años

Han tenido que pasar 144 años para que se presente una mujer como candidata a la presidencia de los Estados Unidos. Era el siglo XIX y en el año 1872, Victoria Wood Hull se presentaba como candidata a ser la primera presidenta de los Estos Unidos de América. Desafiando las convenciones de su tiempo rompió estructuras y se lanzó con un sueño al que cualquier mujer pudiera acceder. La historia de un país es la vida contada de sus gentes. Negar la historia es rechazar unos orígenes que han sido los cimientos de cualquier cultura. La ciencia que estudia el pasado de la humanidad y a la que le debemos tanto nos vuelve a desafiar con un momento en el cual se ven implicadas muchísimas cuestiones a nivel mundial. Por otro lado, la ONU prepara listas de posible candidatas a dirigirla. Desde hace 70 años que fue fundada, se piensa en la mujer. Todavía existen prejuicios y normas desvirtuadas ya por el paso de los años, que deberían revisarse. Suenan aires de renovación en lo referente a modificar y compartir un patrimonio exclusivo de los hombres y donde la mujer a dejado constancia de su capacidad para dirigir un país. En la actualidad hay 20 mujeres jefas de Estado y gobierno pero hace falta mucho más.  Se está rompiendo ese techo de cristal bajo el cual muchas de ellas han mirado hacia arriba sin poder acceder a dicho nivel. Las viejas glorias que habitan  en  los palacios, residencias y demás están llenas de  sombras de un  pasado atrapado por intereses. Los cansinos de la historia yacen en los pasillos de segunda clase.
Es hora de no crear más el futuro con  estructuras caducas,  de  convicciones vacuas porque la historia se escribe siempre desde el hoy y es lo que realmente debe tener peso para la humanidad.

Edelweiss

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Edelwiss, switzerland.

(En memoria de los pasajeros y tripulación del  vuelo 4U9525 fallecidos en los Alpes)

Se desperezaba aún la primavera con los primeros rayos del sol. Entre las nubes se rozaba el misterio donde el hombre aún no puede alcanzar el blanco noble de las montañas cuando está naciendo el Edelweiss en sus caminos. Testigos mudos de un instante eterno fueron esas florecillas silvestres que nacen en los Alpes, frente a un cúmulo de sueños rotos. El silencio se aprecia más aún cuando la ausencia sigue arrebatándonos, entre sollozos, el desgarro del adiós. Nada termina aunque así lo parezca porque el tiempo es inexorable y aún cuando los días pasen seguirá impregnando nuestro memoria. Allí donde la primavera se despereza entre las montañas sus valles sucumben a ese silencio roto únicamente por el silbido del aire desde sus cumbres, besando los rostros impacientes de esas florecillas que cubrirán para siempre su recuerdo.