Anoche mirábamos al cielo esperando la llegada del solsticio de verano. ¿Cómo podemos llegar a saber que un incidente insignificante pude llegar a cambiar el curso de nuestra vida? El universo está inmóvil y todo lo que fue lo sigue siendo y todo lo que será es. Todos esos espacios siderales que creemos y que creamos cada vez que observando ese vacío que nos separa desde nuestra realidad al infinito tratamos de llenarlos con nuestras curiosidades y nuestros sueños. Encajar cada cosa, cada estado de nuestra mente y cada aliento que donde se encuentran entrelazados con ese futuro proyectado por construir. Existen hechos que no podemos ver por nuestros propios ojos pero eso no quiere decirnos que no existan. Esa sincronía es fundamental para abrirnos paso al espacio de ese infinito en el que tantos de sus misterios no podemos comprender. Tratamos de colocarnos en esa parte posterior de nuestra mente y pensamos lo maravilloso que es formar parte de ese todo de perfección. La capacidad del ser humano de ser pensamiento se transforma en el canal para llegar a todos esos espacios. Las casualidades no existen en un mundo sincronizado. «Ni la humildad de los pescadores ni el cinismo de los mercaderes empañarán la pureza de esos espacios siderales a los que el hombre y su actitud pertenecen desde siempre» La vida es la constante sorpresa de saber que existe.
Encasillar nuestra mente nos hace vulnerables a esa magia de por llegar más allá de esas estrellas que surcan los cielos. Solamente logramos ver todo aquello que creemos y eso a veces no nos funciona. La vida está mucho más allá del espacio porque en ella tienen que haber componentes inexplicables donde la razón se escape de nuestras manos y donde siempre quede algún misterio inalcanzable que nos haga buscar aquello en lo que creer.
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Ocho mil años

Observatorio astronómico del Instituto de Astrofísica de Canarias (Izaña, Tenerife)./R.B.
Desde que el hombre lo descubre ha estado atraído por él. Y mucho antes que eso ya los hombres se regían por los puntos luminosos que veían en el cielo, a parte del Sol y de la Luna. Pero siempre ese espacio ha sido el misterio y el motivo de la conquista de las naciones. Estamos tan lejos de todo ello que no podemos ni imaginar lo que aún desconocemos de sus orígenes. La vida más allá de nuestro planeta está todavía en pañales ante los ojos del hombre. Presagiando esas conquistas de la humanidad el célebre escritor Julio Verne nos trazó una senda a seguir en su fantasía por aquel entonces de sus viajes. En la actualidad esa fantasía ha cobrado vida propia y la realidad a ves supera a la ficción. En este mes de enero del recién nacido año 2015 se nos muestra el cometa Loveyoy que con su cola verde surca los cielos junto a la constelación de Orión y a la Pléyades. Tendrán que pasar más de ocho mil años hasta que la cola del cometa vuela a hacer un guiño al ojo del hombre, porque todavía quedan muchos misterios y muchas galaxias por descubrir. Mientras tendremos que contentarnos con los que apreciamos desde los telescopios o tal si queremos ir mucho más allá sumergirnos en las fantásticas historias de todos los tiempos.