Octubre, sinfonía azul

Mis pies saben perfectamente que soy parte de la tierra y mi sangre es parte del mar… No hay ninguna parte de mí que exista por su cuenta, excepto mi mente, pero en realidad mi mente, es solo un fulgor del sol sobre la superficie de las aguas» D.H. Lawrence.

Montañas de Teno, Tenerife

Macizo de Teno, en el Noroeste de Tenerife./HANAH VALENTÍN

Tras el viento reojo de la prohibición las estaciones se suceden como la caída de las hojas de los árboles y las lunas con sus cielos de octubre. Detrás de todo está la verdad que se intuye o no pero la gran verdad de las cosas subyace a pesar de los contratiempos y los resquemores. Nada se escapa al resurgir de las mañanas del otoño ni tampoco a los ojos ya cansados de sus noches. Octubre, deleite del sol y remanso de poetas. décimo mes del año que abre sus fauces para tragarse lo bello de este mundo y luego descansa sobre la mullía almohada de las hojas. Perezoso octubre y a la vez repleto de estrofas casi rimar porque son tantas sus sensaciones que no hay tiempo para abarcar tanta belleza. Octubre plafón del cielo azul que enarbolas las cabelleras de oro de los pájaros y de las nubes convertidas en rizomas de luna. Los olvidos se terminan en las tardes amarillas del otoño y la fina lluvia se rompe contra un sol de enigmas y de encuentros. Ahora, sobre el verde césped los árboles me hablan y el añil de su rúbrica me inspira tanta melancolía bajo el divino poema de su silencio.

Verano

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Rafael Ben-Abraham Barreto*

Y  llegó el verano y también el mes de julio con su luna nueva y la conjunción de los planetas Venus y Júpiter. La grandeza del universo en expansión nos recuerda la fuerza de la Creación y el poder infinito del Creador, que no acertamos a comprender ni elucidar, aunque en nuestra arrogancia pretendamos desentrañar». No nos bastará la eternidad si quiera para entender una milésima de la esencia de esa fuerza que lo mueve todo en torno, dentro y fuera de nosotros. Una tarde apacible de julio en sus primeras hora, ecuador del mes de Tamuz, plenilunio, cielo radiante que tapa el Puerto de la Cruz y que desde su mirador entrañable permite contemplar la expectación de unos turistas que quieren inmortalizar su paso por este terruño y algunos como el que modestamente escribe dejamos escapar nuestras miradas hacia lo alto para encontrar esa aproximación de dos astros mientras que el sol se esconde bajo el agua en el horizonte poniente, tal vez  para reponer el vigor perdido durante su carrera veloz desde las montañas de Anaga, y la luna emerge desde la ladera del Valle de La Orotava al galope entre palmeras y letreros luminosos.

*Periodista y editor.

Arrebol

Crepúsculo en playa de Las Canteras de Las Palmas de Gran Canaria./HANAH VALENTÍN

Crepúsculo en playa de Las Canteras de Las Palmas de Gran Canaria./HANAH VALENTÍN

Julio ha entrado como siempre, despacio, remolón y lleno de incógnitas. Igual que un joven de carnes bronceadas por el sol, con sus cabellos coronados de espigas y que  la historia nos recuerda a Julio César al cual debe su nombre. Arrebol de luces que tiñe de rojo las nubes. Tras un sol que en su decadencia enarbola a ese león que lleva dentro. La abrupta sintonía de esos grados del termómetro que se desbocan y se funden entre las esperanzas del agua que rezuma de las fuentes. Las esquinas de las tardes se matizan con olas de verde mar y la sal se posa en el filo de los labios del viento. Julio de mirada intensa y de mil razones para salir, descubrir e inmortalizar escenas que después quedarán plasmadas en el álbum de los recuerdos o simplemente en una libreta vieja que nos acompaña en el viaje a alguna parte. Días de estío donde lo imposible se hace camino y lo probable se entreteje  en las sábanas del tiempo como un arrebol de luces a la caída de la tarde.

Alba

Amanecer

Amanecer en Santa Cruz de Tenerife./HANAH VALENTÍN

El alba es el comienzo de un nuevo día. Despuntando y pespuntando nuestros proyectos cotidianos frente a la jornada. Jamás es igual y yo desde mi ventana lo veo. A veces las nubes me privan de ese espectáculo inenarrable e irrealizable para el ser humano. ¿Estamos preparados para saber desmenuzar tanta belleza? En la vida que nos toca vivir necesitaríamos años luz para aprender una milésima parte de ese contenido trascendental que es el universo. Todo se escapa a nuestro saber a la vez que nuestro entendimiento intenta atrapar la genialidad de lo indescriptible en ese ceremonial puro y legitimo que conforma el conjunto de sintonías para un acto inconmensurable como es el alba.

Ópera prima

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Salida del Sol por Santa Cruz de Tenerife./HANAH VALENTÍN.

La orquesta de la vida extiende sus brazos y abraza. Renace como el Pegaso desde sus cenizas y eleva su existencia para atrapar a la nueva estación. Las ausencias que quedaron cubiertas por las tardes sombrías y las gotas de nieve remolonas aún que se esconden tras los cristales de las ventanas. Todo comienza a entretejer su variado cuerpo bajo un esquivo y vergonzoso. El invierno arrastra sus pesado pies cansados por la silueta desvanecida de los caminos mientras alguna florecilla temprana le acaricia maliciosamente. Comienza una nueva obra de la vida. la «Ópera Prima que llena de contrastes y vértigo en la mirada de aquellos que gustan contemplar como las ascuas de fogones se deshacen en la sombra. Se sacude el polvo de la melancolía  desde lo alto de los árboles y un aroma a nueve se eleva desde la tierra. El polen está servida en bandejas de flores y las esquinas de los parques festonean los perfiles del un inminente estreno. El viento silba anunciando el evento y bajo nuestros pies descansan las hojas caídas del invierno. Notas de música y luz desvanecen el tiempo pasado haciendo su entrada triunfal en el teatro de la vida.

Ocho mil años

Observatorio del Instituto de Astrofísica de Canarias

Observatorio astronómico del Instituto de Astrofísica de Canarias (Izaña, Tenerife)./R.B.

Desde que el hombre lo descubre ha estado atraído por él. Y mucho antes que eso ya los hombres se regían por los puntos luminosos que veían en el cielo, a parte del Sol y de la Luna. Pero siempre ese espacio ha sido el misterio y el motivo de la conquista de las naciones.  Estamos tan lejos de todo ello que no podemos ni imaginar lo que aún desconocemos de sus orígenes. La vida más allá de nuestro planeta está todavía en pañales ante los ojos del hombre. Presagiando esas conquistas de la humanidad el célebre escritor Julio Verne nos trazó una senda a seguir en su fantasía por aquel entonces de sus viajes. En la actualidad esa fantasía ha cobrado vida propia y la realidad a ves supera  a la ficción. En este mes de enero del recién nacido año 2015 se nos muestra el cometa Loveyoy  que con su cola verde surca los cielos junto a la constelación de Orión y a la Pléyades. Tendrán que pasar más de ocho mil años hasta que la cola del cometa vuela a hacer un guiño al ojo del hombre, porque todavía quedan muchos misterios y muchas galaxias por descubrir. Mientras tendremos que contentarnos con los que apreciamos desde los telescopios o tal si queremos ir mucho más allá sumergirnos en las fantásticas historias de todos los tiempos.