Que jamás volveré a engañar a nadie. Así debería de comenzar esta historia de ladrones y bandidos, de corruptos y de farsantes. Hasta el día de hoy las alforjas están demasiado llenas y los camellos agotados de tanto peso y de tanto pesar. Por el agua de los sumideros ya van bajan los residuos de palabras malsonantes, burlas, ataques mediáticos y conferencias burlescas. ¿Estamos asistiendo a una comedia irracional donde todos sus actores intentan lavar sus manos cuando en realidad ya todo está escrito? ¡Pobres mentes ilusionadas con las promesas vacías y caducadas de tanta palabrería! Nada más lejos de la realidad. Fotos espectaculares de gentes que acabamos de conocer y que se nos muestran como los hacedores de la pócima mágica de aquella «hada madrina de Fiona» y que ya eso existe solamente en el país de muy muy lejano que hace décadas que nos dejó. A llora al barranco y el libro de las lamentaciones ya no está a nuestra disposición por el interés de algunos. En resumidas cuentas la suerte puede que aún no esté echada pero conociendo el andar de la perrita nos vamos a ver metidos en ese patio de nuestra propia casa que es como bien sabemos, «muy particular».