El libro azul

El libro azul«El libro azul del presidente».  Ahí está lo escrito y nada se sabe de sus intenciones más inmediatas. A veces nos gusta crear incertidumbre. Esa morbosa forma de actuar cuando muy pocas veces se está completamente seguro de acertar. Y recuerdo aquel mundo de fantasía  que cada tarde nos absorbía con las aventuras de Pipi Calzaslargas. Para aquella niña todo era posible, levantar con una mano a su caballo, guardar en una caja de madera las monedas de oro que su padre le había dejado sin que el Ministro de Hacienda se enterase de ello. Nada se escondía detrás de aquellas estampas. Pero los baño de multitudes que hoy presenciamos distan bastante  y sobre todo se trata de solapar el deterioro de una clase política carcomida por la avaricia y la ambición. En las fronteras de la desigualdad que ahora contemplamos en nuestras vidas están salpicadas de narcóticas medidas y bañadas de sentimentalismo barato. Aquellos años fueron el prólogo de un tiempo en el que el dinero se guarda en Suiza, los aforados no tienen castigo y donde en las memorias de internet subyacen las memorias de y las chapuzas de los que más tienen. Donde las corriente no se cuelan por las ventanas sino por los ayuntamientos y los fracasos políticos carecen de importancia. La mejor forma de ganar es no necesitar hacerlo. Y en los libros azules del presidente las medias tintas decoloran la realidad y el futuro de una nación.

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