Está demostrado que los primero mil segundos son claves para el correcto funcionamiento de nuestro cuerpo en el momento de nacer. Nace un nuevo día y ya es bien distinto del anterior. Nuestros ojos descubren esa inmensidad que acontece en un solo punto de luz sobre el mar. El sol eclipsa cualquier resquicio de la noche y frente a su majestuosa redondez de oro se hace patente con su singular belleza. Mil segundos o quizás un poco más para que ese alumbramiento se produzca cada día. La vida no es la suma de todo lo que está vivo sino la que hace que todo lo que está vivo, viva. En la imagen la primera salida del sol de este verano sobre la bahía de Santa cruz de Tenerife.