La Tierra proporciona lo suficiente para satisfacer las necesidades de los hombres, pero no la codicia de cada hombre. Somos los creadores de nuestro entorno pues a pesar de que la naturaleza en su sabiduría nos supera, siempre estamos tratando de desvirtuar su enseñanza. El agua horada la piedra y en su caminar nos muestra la riqueza de su lenguaje y la fuerza de constancia.