Hoy la inmensidad del mar aparece tranquila y sosegada. Frente a la bahía de Santa Cruz emergen los buenos deseos de un nuevo año. El barco ha permanecido anclado al muelle y las amarras que todavía siguen sujetas están a punto de soltarse. Comenzamos un camino largo y esperemos que tranquilo en esta travesía de los meses y los días. De los avatares y de las ilusiones porque sobre las ondas del mar no se pueden escribir proyectos solo soñarlos y tal vez en el remolino de una ola queden tejidos en nuestras vidas. Se presenta un año de luces y de sombras para la humanidad y todavía hoy permanece en suspenso ese futuro que ya se escribe en las raíces del tiempo. «Si los hombres no pueden conseguir que su historia tenga sentido, pueden al menos actuar de tal forma que su propia historia lo tenga»