Las huellas son nuestras primeras rúbricas en la vida. Desde que nacemos ya dejamos constancia de nuestra existencia. La del pie, la de la mano, los dedos, el cuerpo, la cabeza. Todo cuanto tocamos queda empañado de nuestra presencia más natural a la vez que efímera porque algunos de estos «garabatos» quedarán sobrepuestos por los que les suceden . Otra por el contrario no. Permanecen en nosotros mientras vivamos. Nos caracterizan frente a los demás y nos protegen de quienes intentan suplantarnos. El ser de algo existente es precisamente su existencia.