Quizás no nos paremos a pensar la cantidad de horas echadas para la confección de esta estructura de madera, lo cierto es que el trabajo no es despreciable y la creatividad tampoco. Pero el arte es por naturaleza efímero ya que cada instante de su contemplación lleva adherido una visión bien distinta de la anterior. Cuando contemplamos un cuadro varias veces rara es la vez que no descubramos en él algo diferente. Eso le hace más deseado a la par de que nos sumerge en sensaciones distintas. Hoy la belleza de esa mujer creada con varas de madera nos trae un mensaje de, un evento, pero tal vez sea lo efíero de su estructura lo que a su vez nos muestra la fragilidad de esa belleza. Cada segundo es irrepetible en la vida y en las obras porque nunca seremos los mismos que ayer las estábamos mirando.