El mérito de un ser humano no debe juzgarse por sus cualidades sino por el uso que hace de ellas. El trabajo siempre ayuda a formar puesto que trabajar no es realizar lo que no imaginaba cuando estuviese al frente de una empresa, gobierno o comunidad, sino descubrir lo que tiene dentro. A veces creemos que se puede jugar y hacer trampas para ganar o mantenernos en el lugar que estamos. Los que hacen vivir son aquellos que ofrecen su vida y no los que la quitan a los demás. En las sociedades actuales se lleva mucho el ser «mendigo político», o sea que nos arrimamos al adversario para hacer frente a nuestros problemas. Cuando tenemos más batallas perdidas que ganadas tratamos por todos los medios «pactar con el diablo» para que nos echen. Absurda conclusión que deteriora más y más nuestra ya denostada imagen. Una mente inteligente no tiene porque ser la mejor mente de un país, porque sus argumentos y su forma de hacer no son las adecuadas. Menos soberbia y más humildad. Pero lo que es realmente triste es que mendiguemos de esa manera, ya que nada hay gratis en esta vida ni en esta legislatura y seguramente el saldar dicha cuenta nos va a llevar a muchas situaciones extremas. Solo se es uno mismo cuando podemos resolver nuestros pensamientos en soledad, pero en esa «su soledad» señor presidente, hay demasiados comensales a la mesa.