La India; tan lejos, tan cerca

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Cordillera del Himalaya, enero 2012

«Los primeros cuarenta años de vida nos dan el éxito; los treinta siguientes el comentario»  La vida es como esa ruleta que gira  apartándose del fin elegido pero siempre hay alguna ficha que llega hasta él. Buscamos  la divinidad tan fuera de nosotros que hasta confundimos su existencia. Porque la hay y en cada uno esta escrita la clave para encontrarla. Tirando de ese anzuelo de la memoria  trazamos nuevamente el vínculo con aquello que permanece intacto y que la distancia es incapaz de truncar. El destino mezcla las cartas pero solamente nosotros las jugamos. Lejos del mundanal ruido y de las miserias terrenales se esparcen esos paraísos de luz sobre escarpadas montañas. Todos configuramos un mismo planeta pero que lejanos estamos los unos de los otros. Sin saberlo el cielo nos une pero solamente creemos en los escasos metros de suelo que hay bajo nuestros torpes pies. Más allá ya no hay camino, solo visión, y es ahí donde el destino tiene siempre la mejor baza escondida. Encontrarla es cuestión de saber esperar a que el número salga. Tan lejos, tan cerca, bajo inconmensurable sentido del tiempo y de la distancia.

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